El pasado septiembre, el mundo se conmovió con
la fotografía del cadáver del pequeño Aylán Kurdi, boca
abajo en la arena de una playa turca. Esa instantánea se convirtió en el icono
del desgraciado sino de los dos millones de niños refugiados sirios que han tenido que, junto a sus familiares,
abandonar de la guerra de Siria para
evitar morir bajo las bombas.
La inmensa mayoría se han quedado en países
vecinos como Jordania, Líbano o Turquía, mientras que miles de ellos han
emprendido el camino a Europa empujados por el anhelo de una vida mejor.
Son niños que no sonríen a cámara. Pero que
se han dejado fotografiar por el fotógrafo de Associated
Press Muhammed Muheisen. La guerra no les amputado sus ganas de soñar. Por
eso, como cualquier crío, en cualquier lugar del mundo, cuentan que quiueren
ser de mayores.
Chavales como Mohamed Bandar, de 12 años, que confiesa su ilusión
de "convertirse en médico para ser capaz de ayudar a la gente"; como Hiba So'od, que a sus
seis años ya sabe que quiere "ser profesora"; como Ahmad
Zughayar, que recuerda el sonido de los bombardeos en su ciudad, Deir Ezzor.
Chicos que han sido retratados en un campo de
refugiados sirios de Mafraq, en Jordania. Niños que, pese a la guerra y el
exilio, siguen ahí, están vivos y retan con sus miradas a un mundo
que les ha abandonado y que no es digno de mirarles a los ojos.
Elementos de la Narración
Narrador- Externo (3a persona)
Acción- Niños Sirios que quieren cumplir sus sueños
Personajes- Aylán Kurdi, Mohamed Bandar, Hiba So'od, Ahmad Zughayar, Deir Ezzor.
Espacio- Turquía
Tiempo- Externo
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